Porque las langostas se cocinan vivas

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¿Por qué se debe cocinar la langosta viva?

En las marisquerías, los clientes encuentran langostas vivas esperando a ser cocinadas cuando alguien las pide. ¿Cuál es la razón por la que las langostas se cocinan vivas? Al parecer, hay una buena explicación para esta muerte gráfica.

Básicamente, las langostas y otros mariscos tienen bacterias nocivas presentes de forma natural en su carne. Una vez muerta la langosta, estas bacterias pueden multiplicarse rápidamente y liberar toxinas que no pueden ser destruidas por la cocción. Por lo tanto, cocinar una langosta viva minimiza la posibilidad de intoxicación alimentaria.

Como se explica en BI, la gente ha estado cocinando langostas vivas durante miles de años. El primer ejemplo registrado proviene de las recetas atribuidas al famoso cocinero romano Caelius Apicus en el siglo I. No fue hasta mucho más tarde cuando se comprendió que también podía utilizarse para reducir el riesgo de intoxicación alimentaria grave.


En realidad, se trata de un tipo de bacteria Vibrio que prospera en la carne en descomposición de las langostas y otros mariscos. Cuando una langosta muere, sólo tiene unas horas antes de que aparezcan estas bacterias. Y una vez que invaden, es casi imposible deshacerse de ellos. Ni siquiera la cocción de la carne de langosta mata todas las bacterias, por lo que es más seguro mantenerla viva hasta que se vaya a servir.

Si la bacteria entra en el cuerpo, se pueden experimentar calambres abdominales, náuseas, vómitos, fiebre, escalofríos y, a veces, incluso la muerte. Afortunadamente, hay una forma bastante fiable de saber si la carne se ha estropeado: olerla. Se puede oler fácilmente el amoníaco que se emite cuando la carne empieza a descomponerse.

Esta es una cuestión que suele suscitar otro debate: las langostas no tienen un cerebro real y, por lo tanto, no pueden sentir el dolor como nosotros los humanos, pero es justo decir que, aunque no tienen conciencia de sí mismas como nosotros, sí responden al daño de los tejidos tanto física como hormonalmente. De hecho, la hormona que liberan en el torrente sanguíneo es el cortisol, la misma hormona que producen los seres humanos cuando se lesionan (el signo más evidente de angustia en una langosta sería la contracción de la cola, que evolucionó como reflejo de huida).

Dicho esto, no sabemos si pueden sentir dolor, por lo que se necesitan más investigaciones para ser categóricos. En cualquier caso, Nueva Zelanda y Suiza ya han tomado medidas para prohibir la cocción de langostas vivas.

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